Thursday, July 20, 2006

Cómo saltarse los prolegómenos para enchufarlo rápido

-Se abre la sesión del Club de la Lengua de Vaca. A la cuenta de tres digan: "Sí, juro". ¿Juráis no revelar jamás lo que se diga entre estas cuatro paredes? Uno... dos... tres.
(Todos).
-¡Sí, juro!
-Secretario, lea el acta, por favor.
-Cómo no, distinguido señor Presidente. Puntito único, de nuevo.
-Limítese a leer el acta, ahorrándose comentarios vacuos, si lo tiene a bien.
-Perdón, Ilustre Mandatario. Leo: "Cómo saltarse los prolegómenos para enchufarlo rápido".
-Se ofrece la palabra.
-Pido la palabra.
-Hable usted, Muguita.
-¿Eso incluye a las maracas, señor Presidente?
-Incluye a todas las mujeres, sean éstas maracas o el resto.
-Con todo respeto, señor Presidente, decir "maracas y el resto" implica un cierto tipo de aislamiento leproso. Desde ese punto de vista, creo que su juicio es discriminatorio hacia aquéllas que tan grande placer nos dan, apenas por unos pocos pesos.
-Si esa es su opinión, la respeto, pero lo mío sólo fue una forma de clasificar al género femenino de las miles que hay. Podría haber dicho que incluye a todas las mujeres, sean feas o bonitas, frígidas o buenas para la callampa, con espinillas en el poto o sin espinilas en el poto, con pelos en las tetas o sin pelos en las tetas. Hay muchas maneras. Además, ¿desde cuándo usted defiende a mujeres? Déjelas que se defiendan solas.
-Qué bien habla, Ilustrísima. Me retraigo de inmediato de mis torpes dichos.
-Usted es muy noble al reconocer su error, Muguita.
-¿Puedo usar la palabra, señor Presidente?
-Hable usted, Jorobabel Diéguez.
-Ya que se habló de maracas, yo empezaría por decir que no todas las maracas son fáciles y aunque parezca increíble, el dinero allí no lo hace todo. Según mi experiencia, una dosis de cariño es necesaria. Después de todo las maracas también lloran.
-Quiero hablar.
-No es la forma apropiada de pedir la palabra, pero diga usted, Vega.
-Presidente, hay maracas muy difíciles de embaucar, como algunas que salen en la televisión. ¡Esas pueden salir más caras que una amante! Tengo un famoso amigo futbolista que recién le vino a lamer el sapo a una maraca de la TV a la cuarta salida. Y conste que las tres anteriores le costaron cenas en el Hyatt, dos anillos de brillantes y un auto usado de marca.
-Eso que dice usted me parece haberlo leído en La Cuarta.
-No, Ilustrísima. La Cuarta sólo lo sugirió, pero a mí el califa me contó lo que no se publicó.
-Pido la palabra.
-Diga usted, Camilito.
-Señor Presidente, para despejar el tema de las maracas quisiera opinar que allí la pregunta debería ser al revés. Esto es: ¿Cómo convencer a una maraca de enchufárselo durante el mayor tiempo posible?
-Verdad, señor Presidente. Por primera vez estoy con mi amigo Camilito.
-¿Quién invitó al baile a Paére?
-¿Es que no puedo hablar ahora solamente por el hecho de ser negro, señor Presidente?
-Nadie ha dicho eso, señor Paredes. Lo que se quiso decir es que usted no puede andar opinando sin pedir la palabra.
-Entonces, pido la palabra.
-Hable usted.
-La maraca lo único que quiere es que uno se vaya cortina. Mientras la amante oficial quiere besitos, bombones, cariños y palabras bonitas, la maraca es honesta y se baja altiro al pilón. Pero como la plata no la regalan, hay que sacarle partido. Y hay trucos para eso.
-¿Tiene algunos?
-Tengo varios, señor Presidente, pero no me han resultado. La maraca es tan diabla, no sé cómo lo hace para calentarlo tanto a uno que los trucos se olvidan.
-Pero diga cuáles son.
-Mire, hay uno que consiste en correrle mano por detrás mientras ella se desviste, pero ahí tiene usted: empiezan a mover el poto y el pico se entusiasma ligerito y vamos echándole paelante. La otra vez probé con chuparle las tetas para calentarla y me sacó la madre porque dijo que yo parecía ventosa. Lo otro que hacen es agarrarle altiro el pico a uno apenas entran a la pieza.
-Pido la palabra.
-Diga usted, Camilito.
-Yo estimo que en una relación sexual el beso es lo fundamental. Sin beso previo, el sexo pareciera tornarse en algo instintivo, animal. Pero desgraciadamente la maraca no lo comprende así. Y esa es una de las razones por las cuales salgo insatisfecho de los saunas, Ilustrísima, a pesar de mi predilección por esa forma de cópula.
-Usted es un romántico empedernido, Camilito.
-Así es y asumo esa cruz, señor Presidente.
-Pido la palabra.
-Diga usted, Castrili.
-Para culiar bien con una maraca es necesario usar Stud 100, el spray que adormece la cabeza del pico. Pero hay que tener cuidado y aplicar la dosis exacta, pues más de una vez el filorte se me ha quedado dormido y no ha habido forma de despertarlo. También hay que hacerlo con condón, porque si el Stud 100 llega al clítoris a la mina se le duerme el sapo. Podrían llover mil días y mil noches y la mina no se va cortada.
-¿Cuál es la dosis exacta, distinguido socio?
-Un chorrito, sin entusiasmarse. Y luego, dejar pasar diez minutos. Menos, no hace efecto. Más, hace demasiado efecto. Mi record fue una vez que una maraca se salió de sus casilas y me retó.
-¿Qué le dijo?
-¿Se podrá decir, señor Presidente?
-Le recuerdo que estamos en una sesión secreta. Puede hablar con toda confianza.
-Me dijo... "Acaba luego y échame el moco en la zorra, conchetumadre, porque si no te vái cortado altiro me tení que pagar de nuevo".
-Ohhh...
-Así me dijo, y el Niño más se dormía, hasta que me vino un arresto de hombría y sacando fuerzas de flaqueza le demostré a quién tenía al frente.
-Distinguidos señores, les recuerdo que aún no pasamos al fondo del tema de la tabla.
-Podemos extendernos un poquito más, porque hoy no hay partido, Su Excelencia.
-Pero en Fox Sport van a dar uno del recuerdo. Vélez contra Newells.
-Ah, tiene razón. Entonces hay que apurarse.
-¡Pido la palabra!
-Diga usted, Marabolí.
-¿Se incluyen las esposas?
-Ay hombre, no lo había pensado. Levanten la mano los que piensen que la pregunta vale para todas.
(Se cuentan los votos).
-No, señor Marabolí. Las esposas se dan por hecho. O no se tocan.
-Discrepo, Ilustrísima. No es que vaya a emitir una opinión personal, sino la de muchos amigos: ¡la esposa es la mujer más difícil de culiar!, sobre todo en estos tiempos. Con los más increíbles pretextos dejan el sapo descansando hasta el sábado, pero el sábado tampoco es fácil. Hay que ir al supermercado, comprarle cosas ricas, darle por lo menos un besito durante el día, decirle gordita o cariñito o perrita a lo menos dos veces en el día y sentarse a conversar por lo menos media hora antes. No sé qué les da a las esposas por conversar primero de "cosas de la vida". Parece que el sapo se aceita con las palabras. ¿Y sabe cuál es el premio, Ilustrísima Señoría?
-Lo intuyo, pero dígalo con toda confianza.
-Afilarse a una vieja llena de rollos que se larga a gritar chuchás a la primera.
-Pido la palabra.
-Diga usted, Yuyul.
-Yo sugiero que no se mencione a las esposas. Daña nuestra propia dignidad.
-Se vota.
(Levantan las manos).
-Se aprueba, con las abstenciones de Julchus, me imagino que por ser soltero; de Marabolí, por ser separado, y la que me llama la atención es la abstención suya, Camilito.
-No estoy ni ahí con la vieja culiá, Ilustrísima Señoría.
-¡Camilito!
-Cambiemos de tema, se lo pido por favor, señor Presidente, se lo imploro. Esa vieja me tiene loco. Es peor que mi mamá. Me llama al trabajo a cada rato, ¡y pa puras huevás!
-Pido la palabra.
-Diga usted, Julchus.
-Para qué tanto misterio ante un tema tan simple, señor Presidente. El secreto para enchufáserlo rápido a la mina es: invitarla a Los Braseros de Lucifer a comer una parrillada, servirle un pisco sour doble y un tintolio, decirle cosas lindas sin parar y prometerle matrimonio. Cacha segura.
-Se ha referido justamente a los prolegómenos que hay que evitar, estimado socio.
-La pura verdad, señor Presidente. La cagué. Entonces, ¿cómo saltarse los prolegómenos para enchufarlo rápido?
-Es justamente el tema que estamos ratando, Julchus.
-Pido la palabra.
-Diga, Matas.
-A propósito, señor Presidente, yo cambiaría Los Braseros de Lucifer por BordeRío. Cacha cara, pero rápida y segura. De más nivel.
-A mí me resultó el otro día con un Dominó ají verde, señor Presidente.
-A mí con dos de pino y dos de queso en El Rápido. El sapo es hambriento, señor Presidente.
-Veo que tienen hambre los huevoncitos.
-Pido la palabra.
-Diga usted, Urzúa.
-El sapo es hambriento y goloso, Ilustrísima. A mí siempre me resulta con los pasteles del Tavelli.
-¿No será que el goloso es usted, amigo Caballo?
-Lo reconozco, señor Presidente. Y le confieso: una vez, cuando joven, iba directo a saciar mis deseos a una casa de putas y pasé por una verdulería y vi un racimo de plátanos tan lindo que lo compré y me los comí todos. Entre la gula y el sexo a veces tengo dudas. Usted sabe que comer es el único placer que usted lo disfruta por lo menos cuatro veces al día.
-Sin contar las marraquetas que se manda a guardar cada media hora.
-Es que una marraqueta recién salida del horno, y con mantequilla, no se compara con nada. Yo le compuse una oda a la marraqueta, señor Presidente. Escuche: "Oh, marraqueta, trigo del sur que calma la voracidad de mis dos intestinos, el grueso y el delgado, dulce espiga que..."
-Muy bonito, pero dejémoslo para después. Ya es hora de...
-La palabra, señor Presidente.
-Diga usted, Bombero Lacho.
-La mejor solución para saltarse los prolegómenos y enchufarlo rápido es darle yumbina a la mina. Con media pastilla queda como vaca echá pidiendo pico.
-Pero eso es ilegal... hasta donde tengo entendido.
-Así es, Incomparable Mandatario. Por eso es que hay que hacerlo con cierta discreción, sin que la mina se dé cuenta. Se echa en la piscola cuando ella va al ñoba.
-¿Usted... dispone de...?
-No, señor Presidente. Pero me han contado que en las farmacias veterinarias venden con receta. Hay que conseguirse una vaca frígida y listo.
-Última intervención. Diga usted, señor Moore.
-Yo diría que la clasificación está mal hecha, Ilustre Pensador del Sexo. Lo primero es distinguir los tipos de hombre. ¿Usted cree que Brad Pitt se hace esta pregunta, señor Presidente, cuando tiene que andar barriendo a escobazos a las minas como cucarachas?
-Barrer a escobazos es un pleonasmo, Moore.
-Eso me suena a peo, ano y orgasmo, señor Presidente.
-Pleonasmo consiste en emplear en la oración uno o más términos que resultan innecesarios para el sentido de la frase, Moore. No tiene nada que ver con lo que usted sugiere.
-Gracias, Su Excelencia señor Presidente Mandatario. ¿Puedo continuar?
-Puede hacerlo.
-Ahí sí que no dijo nada. ¡Es usted muy vivaracho, Gran Califa!
-Le ruego que continúe, si lo tiene a bien.
-Gracias, señor Presidente. Prosigo con mi lucubración... ¿o elucubración?
-De las dos maneras.
-Gracias, Prosigo con mi elucubración. Me gusta más elucubración, señor Presidente.
-¿Puede terminar de una vez?
-Termino, Maestro Superior: ¿Usted cree que el señor Luksic se hace esa pregunta, cuando toma el teléfono y tiene cien minas que para más recacha descuenta de impuestos? ¿Usted cree que el señor Falabella necesita andar pensando en estas cosas? ¿Cree usted que al señor Líder le quita el sueño este tema? ¿Usted cree que el Cardenal...?
-Momentito, momentito. Más respeto.
-Iba a decir que al Cardenal no le gustan las minas, señor Presidente.
-Esta bien, ya veo a dónde quiere llegar. Usted quiere hablar del vilipendiado hombre común, del oficinista de pico chico que anda a palos con el águila.
-No necesariamente, señor Presidente, pero por ahí va la cosa.
-Le encuentro toda la razón, pero aquí estamos ante un tema genérico. No podemos hacer tantas excepciones. Ya hicimos una con las maracas y con las esposas. Sería un cuento de nunca terminar. Y como el tiempo es oro y dicen que ya van dos minutos jugados de Vélez-Newells... ¡se levanta la sesión!
-Una cosita no más para terminar, señor Presidente.
-¿Sí, Matas?
-A propósito, yo creo que si uno quiere tener más posibilidades de meter el cuchuflí tiene que gustarle a la mina.
-Ah, ya.

4 Comments:

At 10:44 AM, Blogger Eride said...

Profesor, me había abstenido de comentar hace tiempo por mi cualidad de fémina, pero esta vez voy a hacer un servicio de utilidad pública.
Dos técnicas útiles para saltarse prolegómenos
1 Técnica del atormentado.
Consiste en citar a la víctima en lugar solitario apropiado y simular desesperación y crisis existencial. Dependiendo de la habilidad de representación, del consuelo a la cacha es un suspiro.
2 Técnica infalible del lugar ideal.
Como Ud. bien sabrá existen lugares privilegiados para cachas cortitas. Lo importante de esta técnica es identificar un buen lugar (ascensor, baños de bar, etc), y actuar en forma decidida. Aunque lo nieguen, las mujeres también fantasean con una cogida casual en estos lugares "míticos".La precariedad y "la posibilidad de ser sorprendidos" pone a la víctima en situación en tiempo récord.
Espero ayudar a la comunidad.
Saludos

 
At 12:46 PM, Blogger Canéfora said...

This comment has been removed by a blog administrator.

 
At 9:21 AM, Blogger Eride said...

La pregunta es para mí?
Leo habitualmente desde que recibí la visita del Profesor en mi blog.
No comento mucho, porque es un club para hombres (por lo mismo si lo hago, es desde mi lado masculino, jejeje).
Y por favor, no me trates de Ud. Yo lo hago con el Profesor sólo por ser una eminencia.

 
At 11:23 AM, Blogger Proyecto Fractal said...

vengo a supervisar... todo en orden, siga en su actitud deslenguada, que se agradece.

 

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